La Peste Negra, o Muerte Negra, es una enfermedad infecto-contagiosa producida por un bacilo, provocó una de las pandemias más mortíferas de la historia, originada en Asia en el siglo XIV. Se extendió imparable por Europa, causando millones de muertes y devastadoras consecuencias sociales y económicas.
En aquel momento, la gente pensaba que la peste era un evento aislado y que seguir tradiciones religiosas los protegería. Sin embargo, la enfermedad se extendió rápidamente desde las ciudades portuarias a las zonas circundantes, afectando a marineros y otras personas. La peste no distinguía entre clases, estatus o religión, y pueblos enteros fueron devastados.
La propagación de la enfermedad era tan rápida que incluso monarcas y líderes religiosos morían. Ahora sabemos que las pulgas fueron el principal problema, aunque no hay consenso sobre si los ratones o las ratas eran los principales portadores de pulgas. Cualquier portador de pulgas era una amenaza, incluyendo a las personas.
Hoy en día la mayoría de las personas de Occidente han escuchado sobre la peste negra, aun cuando no posean el conocimiento preciso de su momento de ocurrencia. La Peste Negra tuvo un impacto tan grande sobre la humanidad y la cultura que aún hoy en día sirve de inspiración para películas y series sobre brotes y plagas; aunque las representaciones cinematográficas exageran la velocidad de propagación de la enfermedad, la historia nos enseña que las plagas pueden causar una rápida y masiva pérdida de vidas.
En este artículo, exploraremos los orígenes, síntomas y consecuencias de este acontecimiento catastrófico conocido como la Peste Negra.
Qué es la peste negra y sus aterradores síntomas
La peste negra es una enfermedad altamente contagiosa causada por una bacteria llamada Yersinia pestis. Esta bacteria fue descubierta y aislada en 1894 en Hong Kong por el microbiólogo suizo Alexandre Yersin durante una epidemia.
Posterior al contagio, se da un período de incubación sin síntomas, para luego presentar fiebre alta, escalofríos, náuseas, sed, agotamiento y una gran sensación de angustia. Después de este inicio brusco, la peste puede presentarse de tres formas diferentes:
- Peste bubónica: Es la forma más común. Se caracteriza por la aparición de bubones, que son ganglios inflamados y dolorosos en la ingle, la axila o el cuello. Estos bubones son tan grandes como un huevo y suelen ser la primera señal visible de la infección.
- Peste pulmonar: Afecta directamente al sistema respiratorio cuando se inhalan partículas que contienen la bacteria. Comienza de manera repentina con fiebre alta, dificultad para respirar, tos y esputos con sangre.
- Peste septicémica: Es la forma más grave y ocurre cuando la bacteria se disemina por todo el cuerpo desde los ganglios o los pulmones. Esta forma puede provocar hemorragias en la piel, formando manchas de color negro azulado, lo que da lugar al nombre «peste negra» o «muerte negra». La septicemia es casi siempre fatal y puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más común en lactantes y jóvenes al inicio de las epidemias.
Mecanismo de transmisión complicado pero muy eficaz
La peste tiene un mecanismo de transmisión bastante complejo y pertenece a las zoonosis, que son enfermedades que afectan tanto a los animales como a los humanos. Principalmente, la peste es una enfermedad de los roedores, especialmente las ratas, y solo secundariamente puede infectar a los humanos. Hay dos tipos principales de ratas involucradas: la rata gris o de alcantarilla (Rattus norvegicus) y la rata negra o de las casas (Rattus rattus). También los ratones pueden ser afectados.
El contagio a los humanos ocurre a través de las pulgas de las ratas, especialmente la pulga Xenopsylla cheopis. Estas pulgas pican a una rata infectada y succionan sangre con la bacteria Yersinia pestis. Dentro de la pulga, la bacteria se multiplica y bloquea su esófago, impidiéndole alimentarse. La pulga, al no poder ingerir sangre, sigue picando y regurgita las bacterias en el torrente sanguíneo de su nueva víctima, que puede ser un humano. La bacteria se instala en los ganglios linfáticos y provoca la aparición de bubones; si se disemina ampliamente, causa septicemia.
Para que la cadena de transmisión rata-pulga-hombre funcione, se necesitan condiciones climáticas específicas: temperaturas entre 15-20°C y una humedad del 90-95%. Por eso, la peste es más común en estaciones cálidas y tras lluvias intensas. En contraste, las formas pulmonares de la peste, que se transmiten de persona a persona, suelen aparecer en meses fríos.
Este mecanismo roedor-parásito-hombre explica cómo una enfermedad propia de ciertos mamíferos puede contagiar a los humanos y detalla las condiciones que facilitaron la gran epidemia de la Peste Negra en la Edad Media.
El Origen de la Peste Negra en Asia: Una Odisea de Devastación y Cambio
La peste de Justiniano
Fue la primera pandemia registrada en Europa, ocurrió entre 541 y 544 d.C. en el Imperio Bizantino. Aunque menos conocida que la peste negra, esta plaga tuvo un impacto significativo en la población. El Imperio Bizantino, que era la continuación del Imperio Romano de Oriente, se consideraba romano y era conocido por su inteligencia y habilidades. A diferencia del resto de Europa que estaba inmersa en la superstición y la Edad Media, el Imperio Bizantino continuó con el legado romano en términos de innovación y búsqueda intelectual.
Sin embargo, los habitantes de Constantinopla desconocían los organismos microscópicos y estaban perplejos cuando una misteriosa enfermedad comenzó a cobrar víctimas en 541 d.C. La plaga, llamada peste de Justiniano en honor a su gobernante en ese momento, se cree que se originó en Asia Central y se extendió a través de las rutas comerciales marítimas hasta Etiopía.
La peste bubónica se extendió desde Etiopía hasta Egipto y luego a lo largo de las rutas comerciales del Mediterráneo y el norte de África hasta el Imperio Bizantino. Aunque fue la primera vez que la peste azotó Europa, tuvo un impacto mucho peor cerca de Constantinopla. En esta ocasión, no dejó una huella importante en Europa como la siguiente visita de la peste, se atribuye su contribución al declive del Imperio bizantino. Hubo brotes menores en los siguientes 200 años, pero no tuvieron un gran impacto. Sin embargo, esto cambió en el siglo XIV.
El Origen de la Peste Negra y su camino de Devastación
Aunque devastadora, pasó desapercibida para la mayoría de Europa luego de la peste de Justiniano. Sin embargo, durante los siguientes 800 años, Europa experimentó cambios significativos. Las personas comenzaron a migrar hacia las ciudades y el cristianismo se dividió, convirtiendo a Roma en el centro del Catolicismo. Esto tuvo un papel importante en cómo se comprendió la peste.
Aunque se escucharon rumores de una plaga oriental, especialmente en los puertos italianos, parecía un problema lejano hasta que llegó a las costas. El clero tenía cierto conocimiento de la peste que afectó al Imperio Bizantino en el siglo VI, pero la mayoría de la población ignoraba lo sucedido en un lugar tan lejano.
La llegada repentina de una plaga que se propagaba rápidamente causó pánico. La gente desconocía el término pandemia, pero eso era lo que estaba ocurriendo. Personas de renombre en Europa, tanto en el continente como en las islas, murieron sin advertir que algo andaba mal. Una vez que alguien mostraba signos de la enfermedad, era demasiado tarde para salvarse.
Europa: Los estragos y triunfos de la Peste Negra
La peste negra, que duró de 1346 a 1353, fue una plaga devastadora que causó un número inimaginable de muertes. La gente se dio cuenta de que no estaba preparada para hacer frente a esta catástrofe y que carecía de las herramientas adecuadas. Giovanni Boccaccio, en su obra El Decamerón, describió el terror que esta enfermedad infundía en la gente. Aunque en ese momento se le llamaba simplemente «la peste», con el tiempo se la conocería como la peste negra, dejando una marca indeleble en Europa.
La magnitud y el horror de la peste bubónica son casi inimaginables hoy en día, ya que no hemos experimentado algo similar. Sin embargo, el miedo a que ocurra nuevamente sigue presente. A pesar de los siglos transcurridos, el miedo y el horror que la primera peste negra inspiró en varios continentes no han disminuido.
La Lúgubre Marcha: Italia, Francia y España
En la Edad Media, las epidemias eran comunes debido a las malas condiciones de higiene y la falta de tratamientos médicos. Hubo dos oleadas particularmente graves: una a mediados del siglo VI en el Mediterráneo y otra que se extendió por Europa desde 1347.
El origen de la epidemia de 1347 es bien conocido. La colonia genovesa de Caffa, en Crimea, fue asediada por un ejército mongol que padecía una terrible enfermedad. Los mongoles transmitieron la enfermedad a la ciudad catapultando los cadáveres de los enfermos a la ciudad, y los marinos genoveses la llevaron a las ciudades portuarias de Anatolia, Constantinopla, Sicilia, Cerdeña, Córcega y Marsella.
A finales de 1347, la peste había llegado a Florencia. Giovanni Villani cronista de la ciudad, ese año escribió, después de un período de escasez y hambre, comenzó a extenderse en Florencia una enfermedad que causó muchas muertes, especialmente entre mujeres y niños, y afectó sobre todo a la gente pobre.
En 1348, la peste negra se propagó rápidamente por Italia, Francia y los territorios bajo la Corona de Aragón. A finales de ese año y durante el siguiente, llegó a Inglaterra, Gales y Escocia. En 1350, la plaga afectó gravemente a los reinos ibéricos occidentales, siendo mucho más intensa que los brotes anteriores en la Corona castellana, según la Crónica de Alfonso Onceno.
Hasta 1352, la peste se extendió hacia el norte y el este a través del valle del Danubio y las ciudades de la Hansa Teutónica. Entre 1347 y 1352, toda Europa y el Próximo Oriente se vieron afectados por la epidemia en mayor o menor medida.
Las afectadas poblaciones europeas no lograron recuperarse de la devastación que, a partir de 1352, parecía desaparecer, pero como un ciclo infernal, la epidemia regresaba en años consecutivos. Los periodos de 1360-1362, 1368-1369 y 1374-1375 fueron especialmente trágicos para Francia e Inglaterra.
La Guerra de los Cien Años en su primera fase contribuyó considerablemente al empeoramiento de la situación. Las siguientes olas epidémicas tuvieron un alcance menos extenso. En 1400, la Corona de Castilla volvió a ser golpeada. En 1433, el autor anónimo del «Journal d’un bourgeois de Paris a la fin de la Guerre de Cent Ans» relata que ese año, agosto fue el más espléndido que la humanidad recordara. Aunque las cosechas fueron abundantes, la epidemia de peste bubónica fue tan severa y prolongada como desde 1348.

El insólito uso de la peste negra
Una de las historias más interesantes, y sin duda más inesperadas, del horror de la Peste Negra tiene que ver con «el uso» que se le dio a esta enfermedad en la edad media, esto tiene que ver con una hipótesis diferente a la manera en que la enfermedad ingresó a Europa.
Hoy en día, se podría considerar a la guerra biológica como un desarrollo moderno, algo que nadie podía lograr antes de la evolución de la tecnología a los estándares actuales.
Durante el asedio de la ciudad de Caffa por parte de los tártaros. El mercader italiano Gabriele de’ Mussi narra que, al verse diezmados por la enfermedad, los tártaros catapultaron cadáveres infectados sobre la ciudad. Esta acción no solo buscaba infligir un castigo inmediato a los defensores cristianos, sino que también resultó en la propagación de la peste negra hacia Europa cuando los sobrevivientes de Caffa llevaron la enfermedad consigo.
El texto de Mussi sugiere que la introducción de la peste negra en Europa no fue un castigo divino, como muchos creían en esa época, sino el resultado de una estrategia deliberada de guerra biológica, estas memorias destacan la comprensión de algunos contemporáneos sobre la responsabilidad humana en la diseminación de la enfermedad y el uso de tales tácticas en la guerra. Además que, a pesar del impacto devastador de la peste, los poderosos europeos preferían mantener el comercio con regiones afectadas en lugar de aceptar la culpa de su propagación, en una actitud de negación y explotación económica a costa de la salud pública.
La narrativa de de’ Mussi proporciona una visión temprana e inesperada sobre el uso de armas biológicas y sus consecuencias imprevistas, subrayando la irresponsabilidad de tales acciones.
Hoy en día comprendemos que la diseminación de la peste negra desde Caffa se presenta como uno de los varios puntos de entrada de la enfermedad a Europa, lo que contribuyó a su rápida y devastadora propagación a lo largo del continente entre 1347 y 1352 .
Una reina, una princesa y un rey
La Peste Negra reveló que aquellos que afirmaban tener el derecho divino para gobernar no eran inmunes a la enfermedad, desmantelando así sus afirmaciones. Aunque las clases bajas tomarían tiempo en cuestionar a la realeza, la enfermedad resaltó los problemas arraigados que habían sido olvidados por generaciones de monarcas.
Se cree que la peste afectó a varias familias reales, entre ellas la reina consorte de Pedro IV, rey de Aragón, así como su hija y sobrina, quienes murieron en un periodo de seis meses. Uno de los fallecimientos más notables fue el del rey Alfonso XI de Castilla, a pesar de que hay poca información disponible sobre su vida debido a la falta de registros.
Durante el reinado del rey Felipe VI de Francia, se produjeron varios conflictos militares y se intentaron restaurar normas de caballerosidad a través de reformas. El rey extendió su reino hasta el estrecho de Gibraltar, demostrando su capacidad para dirigir y controlar sus fuerzas militares. Sin embargo, su hijo Pedro se mostró más cruel y parecía haber una lucha por el poder en el país. En marzo de 1350, el rey cayó enfermo y se dice que fue víctima de la Peste Negra.
En Francia, la reina Juana la Boiteuse gobernó en ausencia del rey y demostró ser más que adecuada en su papel de regente. La gente la consideraba la verdadera gobernante, ya que estaba presente para atender al país. Sin embargo, en diciembre de 1349, la reina mostró signos de haber contraído una enfermedad inesperada y falleció una semana después de presentar los síntomas.
Las profundas y trascendentales consecuencias de la peste negra
La mortalidad causada por la Peste Negra es una pregunta difícil de responder debido a la falta de información precisa. Los estudios históricos han analizado este tema, pero la información disponible es limitada y a menudo exagerada. Solo se han obtenido resultados fiables en lugares donde se han realizado buenos estudios arqueológicos y existen documentos adecuados.
Estos datos son extrapolados y generalizados para toda una región, lo que explica las grandes diferencias en las cifras. Las fuentes disponibles son fragmentarias y parciales, con la mejor información proveniente de Europa occidental, especialmente de Inglaterra. Sin embargo, los territorios islámicos, Asia, Europa del Este y Europa del Norte tienen pocos o ningún dato demográficamente válido disponible. En resumen, determinar la verdadera magnitud de la mortalidad causada por la Peste Negra sigue siendo un desafío debido a la falta de información confiable y completa en muchas regiones.
Las crónicas de sucesos deben ser interpretadas con cuidado debido a su tendencia a exagerar las cifras. La arqueología es una herramienta valiosa para entender la historia, pero también puede presentar desafíos al intentar determinar si los cuerpos encontrados pertenecen al periodo de la peste negra o a brotes posteriores.
Otra fuente de información son las consecuencias demográficas de la peste, como el abandono de tierras y la aparición de despoblados, así como la necesidad de identificar a los habitantes para fines fiscales. El texto llamado «Becerro de las Behetrías» es un ejemplo relevante en este sentido. Es importante destacar que el abandono de tierras y las pequeñas poblaciones no necesariamente se deben a una alta mortalidad, sino que también pueden ser resultado de la emigración en busca de mejores oportunidades de vida, especialmente hacia las ciudades que siempre necesitan mano de obra.

Los grupos sociales más afectados
Las mujeres solían estar a cargo de las tareas de cuidado y atención a los enfermos, lo que las exponía aún más al contagio. A su vez, muchas mujeres perdieron a sus esposos o padres debido a la peste, lo que las dejó en una situación de vulnerabilidad económica y social.
Además, aquellos que pertenecían a grupos minoritarios, como los judíos, también sufrieron una discriminación y persecución adicional durante la plaga.
En resumen, los grupos más afectados por la plaga fueron los pobres y marginados, las mujeres y los niños, y las minorías, debido a una combinación de malas condiciones de vida, mayor exposición a los vectores de la enfermedad y consecuencias socioeconómicas devastadoras.
La difícil tarea de comprender una realidad sin antecedentes
La peste negra tuvo un impacto devastador en la población de Europa, afectando tanto a la Europa continental como a los países insulares. A pesar de los rumores sobre la gravedad de la enfermedad, incluso las personas educadas tenían una comprensión limitada de la situación y no estaban preparadas para evitar el contacto con la enfermedad.
Los campesinos y la gente que trabajaba en el campo dependían de la Iglesia para obtener conocimiento y orientación, pero sus palabras no fueron suficientes para detener la propagación de la enfermedad. Muchos pensaron que era el fin del mundo y el control que la Iglesia tenía sobre la población comenzó a debilitarse.
La religión
Tras la caída del Imperio Romano, Europa volvió a un estado similar al anterior a la invasión romana, y muchas zonas se convirtieron al cristianismo. La Iglesia Católica se convirtió en el poder dominante en toda Europa, sobre todo a medida que las regiones volvían a sus agrupaciones más pequeñas una vez que los romanos se habían ido. Durante todas las guerras y el establecimiento de otras potencias, el cristianismo era una de las pocas cosas que mucha gente tenía en común, por lo que la Iglesia tenía un poder enorme.
La gente recurría a la religión en busca de instrucción y estabilidad. La Iglesia no solo opinaba sobre el comportamiento correcto en vida, sino que también tenía un lugar para juzgar a las personas después de la muerte, lo que les daba un gran poder sobre la población. El amplio poder de la Iglesia católica perduró durante siglos, calando en la vida diaria de la mayoría de los europeos. Incluso cuando llegó la peste, la gente acudió a la Iglesia en busca de salvación.
A su vez, inicialmente, la Iglesia culpaba a la falta de fe y pecados del pueblo como la causa de la enfermedad y les instaba a arrepentirse.
Los Flagelantes
Los flagelantes eran personas que pertenecían a agrupaciones y sectas religiosas en la edad media que, tenían la práctica de azotarse en público como muestra de arrepentimiento y para alcanzar el perdón de los pecados. Armados con látigos de cuero, eran vistos como una forma de protección contra la Peste Negra. Sin embargo, esta práctica desafiaba la autoridad de la Iglesia y, cuando las muertes por la plaga disminuyeron al año siguiente, la creencia en la flagelación también decayó.
Los flagelantes son considerados fanáticos, ya que llevaban la enseñanza de la Iglesia sobre el arrepentimiento a extremos más allá de lo convencional. Aunque su práctica no era efectiva para detener la propagación de la peste, ofrecía algún tipo de solución a la gente en medio de la desesperación. Sin embargo, algunos flagelantes llevaron la enfermedad a los pueblos que visitaban sin querer, lo que contrastaba con su objetivo inicial.
A pesar de esto, su servicio ayudó a las personas a sobrellevar la situación y sentir que estaban haciendo algo para combatir la peste o preparar su alma para la otra vida, ya que nadie podía explicar realmente la causa de la enfermedad. Vino a ser algo así como un placebo en un momento donde no existía un remedio verdadero para el mal que se sufría.
Chivos expiatorios de la Peste Negra
Además de matar a un gran porcentaje de las personas, la peste negra tuvo otros efectos nefastos, como la búsqueda de culpables en la bolsa del odio y la discriminación, llevando a perseguir y matar a inocentes, aunque esto debería haber estado en directa oposición con las enseñanzas de Cristo, todavía hubo algunas personas que trataron de aprovecharse de la tragedia que se extendía por toda Europa.
Ha ocurrido una y otra vez en la historia europea, uno de los principales chivos expiatorios fue la población judía. Puesto que la Iglesia no tenía una explicación adecuada sobre la enfermedad y sus causas, ellos y otras personas en el poder empezaron a culpar a la población judía de sus pueblos y ciudades, afirmando que los judíos habían propagado la peste por toda Europa.
Se obtuvieron confesiones forzadas que afirmaban que los judíos habían envenenado el agua. Estas acusaciones empezaron en España y el sur de Francia, donde vivía un tercio de los judíos europeos y tenían una posición acomodada y educada, lo que generaba envidia y resentimiento.
Los poderosos utilizaron esta idea para robar el dinero y tierras de los judíos, mientras que los campesinos e incultos veían a los judíos como asesinos de Cristo y creían que matarían a los cristianos. La persecución de la población judía fue especialmente violenta durante 1348, el rey Pedro de Aragón inició una violenta supresión del pueblo judío en Barcelona. donde al menos 20 personas fueron asesinadas y sus hogares saqueados, dos enseñanzas claramente condenadas por el Cristo que el rey proclamaba seguir.
En toda España estallaron disturbios y más judíos fueron asesinados y despojados en nombre de la justicia. Los judíos tenían lugares seguros dentro del país a los que podían huir, lo que les brindaba alguna protección. En otras partes de Europa, los judíos también fueron maltratados, pero tenían menos poder y protección.
A pesar de los intentos de algunos gobernantes, no alcanzó a protegerlos. El Papa Clemente VI emitió una bula para proteger a la comunidad judía de Aviñón y sus alrededores, pero el resto de Europa creyó la la mala propaganda y continuaron persiguiendo a los judíos en busca de poder y riqueza.
En Nápoles, la reina Juana intentó ayudar a paliar algunos de los agravios cometidos contra la comunidad judía, pero sus funcionarios fueron expulsados por la gente de las ciudades.
En toda Europa, los judíos fueron perseguidos como una de las pocas explicaciones disponibles para la devastadora plaga, a pesar de la falta de pruebas. Al igual que acogían a los Flagelantes y sus prácticas extremas, la gente creía en la culpabilidad de este grupo.
Aquí se presenta una contradicción enorme, creer en su propia culpa y necesitar de los flagelantes para expiarla y por otro lado dar crédito la historia que inculpó a todo un pueblo la responsabilidad de la enfermedad, la desesperación por encontrar una causa llevó a los europeos a culpar a los judíos.
La Iglesia fue incapaz de proporcionar respuestas o consuelo adecuados, lo que llevó a la gente a perder la fe en las enseñanzas que antes creían. La persecución de los judíos en toda Europa agravó la tragedia inicial con otro aspecto oscuro, mostrando lo peor de la humanidad.
Los médicos de la Peste Negra
Los médicos de la peste eran símbolos importantes durante la época de la Peste Negra. Aunque no podían curar a los pacientes, intentaban proporcionar servicios científicos para minimizar la propagación de la enfermedad.
Sin embargo su principal labor no era curar enfermos, sino recorrer las calles y registrar información sobre los muertos. Aunque algunos tenían formación médica, en Europa no se entendía la causa de la peste ni se podía proporcionar una protección efectiva.
Llamaban a los médicos de la peste como último recurso para salvar vidas, aunque en realidad las posibilidades de supervivencia estaban sujetas a la suerte de poseer un sistema inmunológico fuerte.
La tarea principal de los médicos era recopilar información sobre las víctimas, a veces realizaban autopsias por motivos legales, como testamentos. Se enfrentaban a un alto riesgo debido a su constante exposición a los muertos.
Su cercanía a la muerte hace que hasta hoy sean reconocidos como un símbolo ligado a esta.
Consecuencias socioeconómicas
El estallido de la peste negra tuvo graves consecuencias socioeconómicas en Europa. La alta tasa de mortalidad causó un impacto devastador en la vida de las personas, ya que el simple contacto cercano significaba contagio y muerte. La falta de mano de obra en los campos y el bloqueo del comercio afectaron la producción de alimentos y el abastecimiento a las ciudades. Esto generó cambios en las relaciones entre las clases sociales, especialmente entre arrendatarios y terratenientes. Además, se produjo un cambio en las mentalidades, donde la muerte se volvió una posibilidad real en cualquier momento y se buscaba estar preparado tanto espiritualmente como en los asuntos terrenales.
La peste también causó el abandono de los campos y la migración hacia las ciudades, dejando un vacío de poder y rompiendo los lazos de solidaridad comunitaria y familiar. En algunas ciudades, esto provocó un aumento de la violencia y la proliferación de falsos pobres, lo que llevó a la legislación para controlar la entrada de personas necesitadas. Las clases más pobres sufrieron las consecuencias en mayor medida, con una mortalidad superior a las clases medias y acomodadas.
La Peste Negra y los Vientos de Cambio en la Europa Medieval
La peste negra cambió la actitud de la sociedad medieval hacia la muerte. Antes de la epidemia, la muerte era vista como una transición hacia la vida eterna y la gente podía prepararse para ella. Sin embargo, la alta tasa de mortalidad de la peste negra hizo que la muerte llegara de manera repentina y sin tiempo para prepararse. A partir de entonces, la muerte se volvió más temida y las personas comenzaron a preocuparse más por una «buena muerte». Esto significaba asegurarse de que su alma estuviera en paz con Dios y el cuerpo pudiera ser enterrado adecuadamente.
La preparación para la muerte se convirtió en un aspecto importante de la vida medieval, ya que la gente se esforzaba por vivir una vida justa y piadosa para asegurar una buena muerte. La peste negra dejó un impacto duradero en la sociedad medieval, cambiando su perspectiva y relación con la muerte.
Conclusión
La peste negra tuvo un gran impacto en el mundo medieval, llevando a la pérdida masiva de vidas, la desesperación de los médicos y el colapso de las estructuras socioeconómicas. Esto provocó cambios en la sociedad medieval, con algunos abrazando la alegría de vivir y otros radicalizándose, lo que llevó a movimientos como los flagelantes y el asesinato de judíos acusados de falsos hechos horribles.
Algunos se preguntan si la peste negra marcó un cambio paradigmático en Europa y si debemos establecer un antes y un después. La peste negra fue una pandemia global que fue la segunda gran pandemia después de la peste de Justiniano. A lo largo de la historia, ha habido muchas pandemias y enfermedades devastadoras, pero la peste negra fue considerada la más global y devastadora hasta ese momento. Hubo brotes posteriores, pero no tuvieron tanto impacto como el de 1347.
También es interesante este artículo:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53739596
Fuentes,
- The Black Death, A Captivating Guide to the Deadliest Pandemic in Medieval Europe and Human History. 2019. Captivating History (Author).
- La Peste negra. 1985, Carreras Antonio, Mitre Emilio, Valdeón Julio.
- Breve Historia de la Peste Negra. 2022. José Ignacio de la Torre Rodríguez. Ediciones Nowtilus, S. L.